jueves, 25 de septiembre de 2008

Tuviste que recordarlo...

Pensabas que no tendrías que volver a recordar nunca más toda aquella historia... No te apetecía nada, la verdad... Pero cuando recibiste aquella llamada, aquella citación supiste que volverías a tener que explicar todo lo que había ocurrido esa tarde.

Te pusiste nerviosa... Te pilló de sopetón! Había pasado un año y ya casi lo habías olvidado... Ahora sólo lo recordabas como una anécdota, una simple anécdota que alguna vez contabas de forma bastante graciosa, como intentando restarle importancia a lo que habías vivido...

Leiste de nuevo la declaración... Habías olvidado algunos de los detalles... Lo de la memoria no era lo tuyo, más aún tratándose de hechos que no merecía la pena recordar. Hiciste conjeturas sobre lo que te preguntarían, llegando a la conclusión de que no podrían ser muy originales con las preguntas... Y no te quedó más remedio que volver a sumergirte en aquella tarde de enero, de finales de enero...

Hiciste mentalmente todo el recorrido que te llevaba desde el supermercado a tu casa, acompañando a tu hermana, que empujaba el carro de la compra... Recuerdas que llevabáis prisa... Era tarde y aún teníais que hacer la comida... Después había clase. No llovía y tampoco recuerdas que hiciese mucho frío porque en tus vagos recuerdos no te veías con abrigo,¿ o si? Charlabáis animadamente, pero ignorabas el tema... Era raro, pero la calle a esas horas estaba como desierta... Sólo tu hermana,tú y el carrito de la compra transitábais por la acera... Ni coches circulaban por la carretera.

Bueno, si... Apareció alguien más a lo lejos, caminando en dirección contraria a la vuestra... Os paró y te pidió dinero... Evidentemente, le dijiste que no... No parecía un necesitado, aunque quizás si lo fuese... Te insistió y tú le explicaste que no tenías nada, que acababas de gastarte todo el dinero en la compra... Pero no te creyó! Y te arrinconó contra la pared amenazándote con una jeringuilla.

Te quedaste paralizada...Te enseñó un brazo y se pinchó mientras te decía que si no le dabas el dinero tendría que pincharte a ti también, que tenía sida y que sólo te pedía el dinero porque necesitaba chutarse una dosis, que no lo hacía con mala intención y que no le guardases rencor. Lo único que hiciste fue abrir el monedero y darle diez euros, los únicos que te quedaban, los que te habían sobrado de la compra.

Estabas asustada... Mirabas a tu hermana que se había alejado unos metros y buscabas respuestas a tus preguntas, pero nada... Sólo la voz del individuo contándote sus penas, sus problemas... Tú asentías, pero realmente no le estabas prestando atención... Tan sólo querías que aquello terminase... y bien, por supuesto.

Estuvo unos minutos más hablándote y tú, a pesar de todo, no te mostrabas muy asustada, aunque en realidad estabas muerta de miedo. Y se fue... Y tu respiraste aliviada, mientras tu hermana no paraba de preguntarte si estabas bien...

Seguistéis camino a casa... Estabas como ida... No dejabas de imaginarte la dichosa jeringuilla clavándose en tu cuerpo... Temblabas, estabas pálida... Intentabas borrar ese acontecimiento de tu memoria... Lo querías fuera de tu mente!! Y tu hermana te comentaba cómo le había sorprendido tu forma de reaccionar... "Pensaba que ibas a ponerte a discutir con el tío ese", te decía... La verdad, es que hasta tu misma te sorprendías de tu actitud, pero realmente te alegrabas de haberte quedado callada.

El flashback te había hecho recordar todas esas sensaciones que no te gustaban nada... Estabas temblando... Lo peor de todo es que tendrías que volver a recordarlo, a narrarlo otra vez...

No hay comentarios: