martes, 23 de septiembre de 2008

Esa envidia..

Llegaste, te acomodaste, te sentaste y esperaste... Y volvió esa sensación que creías perdida, olvidada... Esa sensación que sin darte cuenta, echabas mucho de menos y, que ahora al volver a sentirla, te proporcionaba una gran satisfacción... La espera fue corta, pero muy intensa... Nervios, toda tú eras nervios... No sabías que hacer con las manos, te temblaban al igual que las piernas... Y los ojos como platos, a pesar de la oscuridad...

La oscuridad! Esa oscuridad que daba paso a la luz, que traía con ella nuevos objetos, nuevas peripecias... La oscuridad mágica... Recordabas que así la llamabas la primera vez que habías estado en esa situación... Hacía ya tiempo de aquello, pero recordabas todos y cada uno de los detalles de ese momento tan especial...

Y subieron las luces al son de la música... Actores, actrices... Ese mundo... El teatro! Estabas emocionada... Pero también sentías envidia... Sí, envidia! Envidia de cada uno de ellos, por no poder pisar ese escenario, por no poder arrancarles una sonrisa o incluso varias a todo aquel público que se compenetraba perfectamente en aquel auditorio... Envidia por no poder expresar miedo, ira, felicidad, tristeza, ironía... Simplemente, envidia...

El tiempo pasaba volando... Y sin embargo parecía que para ti se había detenido... Ya no sabías si llorabas de emoción o de la risa... Puede que incluso de las dos cosas... Te sentías especial, aún como espectadora, y eso se lo debías a cada uno de los actores y actrices que formaban aquel maravilloso elenco... Pero también se lo debías a ella... A esa personita que se acordó de ti... que pensó: "esto le va a encantar".

Y llegó el final... Y todos aplaudisteis entusiasmados... con una sonrisa dibujada en vuestras caras que emocionó a los actores y actrices, que te emocionó a ti... El día había merecido la pena por el simple hecho de volver a descubrir esas sensaciones que creías perdidas, incluyendo entre ellas esa envidia.

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