Llevaba todo el día de guasa... Ya de mañana nadie se salvaba de sus vaciles... Y es que cuando empezaba no paraba... Un osado le dijo que con tanta risa iba a acabar mal, pero no le dio importancia... Tenía el día divertido, qué se le iba a hacer?? Los más pequeños le seguían la corriente... Eso le encantaba... Los pequeñajos eran los cómplices perfectos para sus bromas. En el fondo era una pequeñaja más, una niña con ganas de jugar...
Sus amigos alucinaban con sus ocurrencias... A veces pensaban que estaba loca, pero en el fondo la admiraban por sus ganas de contagiar el buen rollo. Era imprevisible y no se podían descuidar en ningún momento porque si no... si no acababa liándolos con sus locuras. Tenía iniciativa... se le notaba con solo mirarla a los ojos.
Esa noche tenía cena... Le encantaban las cenas porque se podía interactuar mucho... Se podía hablar, reir... pasar buenos ratos. Eso era lo importante. Ya llegaba tarde... Y odiaba ser impuntual. Pero siempre le pasaba lo mismo... le costaba decidirse: vestido? vaqueros? El eterno dilema... Al final terminaría vistiéndose cualquier cosa...
Ya 15 minutos tarde... Su hermana la presionaba para que se diese prisa... Se calzó sus bailarinas preferidas y se dispuso a bajar las escaleras... Había mucha humedad y el suelo estaba resbaladizo... Eso siempre pasaba en invierno... Dichosa humedad... Nada más bajar la primera escalera el mundo se ralentizó... Y todo sucedió como a cámara lenta... Primero un resbalón... La voz de su hermana de fondo recordándole que llegaba tarde... Después se cae sentada en la escalera... Vaya dolor... Y así, como si una fuerza superior la arrastrase, baja las escaleras... SENTADA! Una, dos, tres... hasta siete!! Su espalda roza varias veces con los bordes de las escaleras... El descenso le parece eterno... Pero sólo dura unos segundos. Se visualiza a si misma bajando las escaleras y sigue escuchando a su hermana, pero cada vez más cerca... Y llega al final del recorrido. Las lágrimas le recorren las mejillas, aunque también sigue sonriendo... Sensaciones contradictorias... Casi no puede levantarse... Y su sonrisa contagia a su hermana que, a pesar de estar preocupada, no puede evitar sonreir... "Sólo ha sido un resbalón... " dice ella entre sollozos y risas.
Ahora sí que llega tarde... y con la espalda toda morada... "Si es que... es lo que tiene la humedad... La humedad y las bailarinas... Y bueno, también tendría algo que ver el que me avisó por la mañana..." A pesar de que le cuesta moverse decide ir a la cena... No puede faltar a una cita con los buenos momentos...
Tras cambiarse las bailarinas que, ya no son tan preferidas como pensaba, se va en busca de esos buenos momentos... Llega tarde, sí... Pero esta vez tiene excusa... y una buena anécdota que contar.

No hay comentarios:
Publicar un comentario