miércoles, 6 de mayo de 2009

Debería...

Suele pasarnos algunas veces, que nos paramos a pensar en lo que deberíamos estar haciendo en un determinado momento y, sin embargo, no estamos haciendo lo que deberíamos... Puede llamarse examen de conciencia, aunque la mayoría de esos exámenes que nos hacemos sólo sirvan para sentirnos mal durante el momento que dura dicho examen... Eso ocurre cuando nos sentamos a hablar con nosotros mismos y la conciencia empieza a reprocharnos todas esas pequeñas o grandes cosas -cosas, al fin y al cabo- que deberían estar hechas y no lo están, o incluso al revés...

Y en ese punto, en el punto en el que todas esas cosas se desploman sobre nuestros hombros, en el punto en el que la conciencia utiliza su arma más valiosa -el reproche- nos derrumbamos y comenzamos a decirnos a nosotros mismos, y al mundo también, que debemos cambiar... Y lloramos interiormente -o exteriormente- compadeciéndonos de lo dejados o de lo impulsivos que somos...

Oh, la autocompasión!! Qué cantidad de veces recurrimos a ella como método para no sentirnos tan culpables de nuestra acciones o no-acciones... Qué cantidad de veces nos abrazamos a ella como si ella tuviese el gran exilir para fulminar todos nuestros problemas... Y es justo, cuando la autocompasión entra en el juego cuando nuestro examen de conciencia empieza a tomar un rumbo diferente, pasando de los reproches al "Oh, pobre de mi! Acaso me lo merezco?"

Y resulta que en ese momento de transición en el examen de conciencia es cuando ya nos sentimos mucho menos culpables y seguimos retrasando cosas que deberíamos estar haciendo, es cuando dejamos que nuestros impulsos se apoderen de nosotros y ganen la batalla, olvidándonos de nuevo de que nuestra conciencia, con sus reproches -efectivos a veces, pero no tan efectivos otras- volverá y volveremos a tener que rendirle cuentas, hasta que la autocompasión vuelva a engatusarnos como suele hacerlo siempre!


Debería estar estudiando... y, sin embargo, estoy aquí! :S